Bajo la oscuridad total
de la letal destrucción de mi inconsciencia,
mi soledad es una sombra gélida,
se desliza errante; es amiga de la nostalgia,
fiel compañera de la tristeza.
Juntas; dan agonía a mi corazón
que sufre y se desangra por tu ausencia.
La penumbra cubre mi soledad fría,
esta lejanía te arrancó de mi vida,
suspiro y te añoro.
El pasando surge, es ánima en pena,
mi corazón no tiene fuerza; está débil,
le hace falta juventud, un ímpetu
que ya no tiene… lentamente va muriendo.
Mi cuerpo ha quedado inerte,
su carne se desgaja, se le desgarra el alma;
pero es imposible retroceder el tiempo,
el destino es así, no se puede cambiar.
Me enfurece este mar de dolor,
la tempestad de mí sufrí se ancló y
acabó con mi conciencia; no tengo voluntad,
me hundo en un océano de añoranza
y desesperanza.
Los recuerdos… me agolpan los sentidos,
no hay control en mi ser, la rabia acabó
con mi ilusión, esta se esfumó
detrás del huracán de la desesperación.
Si el destino me diera una oportunidad
de volver a nacer, de volver a vivir
plenamente, ¡despertaría junto a ti!
© Magali Aguilar Solorza
(Quiet Night)
Mayo/10/2009 – Mayo/19/2009 5:58 pm.
Autora mexicana
(El derecho moral está constituido
como emanación de la persona del autor:
reconoce que la obra es expresión de la persona
del autor y así se le protege.)
Publicado en Poemas del Alma, poema No 143