son dos líneas paralelas que nunca
se encontrarán, aunque caminemos juntos
por el sendero.
Miles de lágrimas brotaron de nuestros ojos,
se transformaron en lluvia para calmar la sed
de ese sauce al que solíamos llegar
y cobijarnos con sus ramas.
Recuerdo…
que se escuchaba el silbar del viento
pasaba airoso y sacudía sus grandes ramas,
como las alas de las aves, que revoloteaban
contentas al terminar la lluvia.
Como olvidar el esplendoroso sol
que daba calor a los nidos y a nosotros,
nos abrasaba impetuoso al cobijarnos
con sus nítidos rayos.
Hoy mi corazón está enfermo, es día de
lluvia,
lluvia que correré hacia ese inmenso
manantial
donde solíamos nadar en sus aguas
cristalinas,
lo reviso hasta el fondo y ve lo que ha
quedado
de ese inmenso amor.
Ya no siento su fluir, no es más
que agua vertical que apenas escucho,
no me dice nada… sólo, la oigo golpear
enfurecida;
al recordar, este nuestro viejo amor
olvidado.
© Magali Aguilar Solorza
(Quiet Nigth)
Viernes/Diciembre/26/2008
08:03:15 pm
Autora mexicana
(El derecho moral está constituido
como emanación de la persona del autor:
reconoce que la obra es expresión de la persona
del autor y así se le protege.)
Publicado en Poemas del Alma, poema No 154
No hay comentarios.:
Publicar un comentario